A principios de 2014, gracias al apoyo del Ayuntamiento de El Prat del Llobregat, la ONGD YAMUNA apuesta por la creación de dos familias de acogida con un máximo de 10-12 menores y jóvenes en riesgo,

por cada familia. Este modelo, lejos de ser un centro de acogida saturado, quiere aproximarse a las dinámicas propias de una familia, en lugar de tener como referente a numerosos cuidadores  que van rotando. En cada familia hay una madre de acogida que les proporciona una atención individualizada y cercana realizando un cálido acompañamiento a lo largo de sus años de crecimiento, bajo la supervisión de la responsable de los Menores y Jóvenes de la ONGD. Además, las casas disponen de dos plazas de urgencia.

Todos los beneficiarios disfrutan de una educación de calidad, alojamiento, alimentación, cuidados esenciales, medicamentos, ropa, atención psicológica y física, dotándoles de los medios necesarios para acceder a una vida digna.

​

La ONG apoya a cada miembro a fin de permitirles una participación plena y completa en la vida en sociedad hasta su autonomía, en su caso, o la reinserción en el domicilio familiar si es posible. Con este objetivo, el equipo social trabaja estrechamente con sus respectivas familias para sensibilizarlas y animarlas a recuperar a sus hijos e hijas. Una vez que los mayores de edad acuden a la universidad o empiezan a buscar su primer trabajo e inician una vida más autónoma, YAMUNA les ofrece la posibilidad de alojarse en unas viviendas sociales durante un período determinado, y la asistente social les brinda el apoyo necesario para acompañarlos en el inicio de esta nueva etapa adulta. No existe una fecha concreta para independizarse, cada cual encuentra su momento.

 

Las  Casas de acogida de la ONGD YAMUNA, tal y como las conocemos, son el resultado de una fuerte crisis económica sufrida por la entidad que culminó, a finales de 2013, con el cierre forzado del Centro de Acogida Tsinjo , donde vivían menores derivados del juzgado de la capital. Este hecho supuso la externalización de 55 de las casi 70 niños y niñas que existían. Se buscó la mejor solución para cada caso, evitando separar a grupos de hermanos o amigos íntimos. Hemos continuado apadrinando y realizando un seguimiento regular para facilitar su día a día, tanto si estaban viviendo con la familia extensa como si estaban derivados a otros centros. Con los menores con los que no se encontró ninguna solución alternativa, se puso en funcionamiento el actual proyecto de FAMILIAS DE ACOGIDA.

​

TESTIMONIOS

​

La pequeña Feno de 10 años le explica a la Asistente social lo siguiente:

 

“Antes dormía en la calle y tenía miedo de que me violaran o me pegaran. Tenía que pedir dinero a la gente de la calle para comprar comida. Cuando estaba enferma estaba muy triste porque no tenía a nadie que me cuidara. Tampoco podía ir a la escuela. Ahora soy muy feliz!!! La vida es buena porque todos los días tenemos comida. Si estoy enferma tanty Nessy me cuida y me encanta ducharme porque me encanta estar limpia. Por la noche, dormimos juntas con Sitraka porque queremos pero no porque pasemos miedo, nos encanta la casa y nuestra habitación y estar con las otras niñas. Estoy feliz de ir a la escuela. He prometido que no voy a decir palabrotas y estoy haciendo un esfuerzo, cada vez lo hago mejor. Me gusta ayudar a los mayores en la cocina, así aprendo a cocinar. ¡Estoy muy bien en Tsinjo y no pienso escapar nunca!”

 

 

Lorick vino al mismo tiempo que Feno y tienen la misma edad, es un niño muy dócil que se ha adaptado fabulosamente a la vida en familia:

 

“Antes dormía en la calle y siempre temía que la policía me recogiera para ponerme en un centro para niños delincuentes. Pedía dinero para comer o pedía permiso al propietario de las tabernas para comer los restos de los platos de las personas que no lo terminaban. Ahora estoy feliz por muchas cosas, primero porque siempre tengo comida, una casa para vivir y un sitio para mí. Ya no tengo miedo. Me gusta mucho cuidar el huerto, me gusta aprender a nadar y las actividades que hacemos como la fiesta de celebración del mes de la infancia o las excursiones que hacemos todos juntos. Me gusta mucho ir a la escuela, quiero convertirme en el mejor estudiante porque cuando sea mayor quiero ser oficial de policía y mecánico porque soy muy bueno en matemáticas. ¡Cada día insulto menos a la gente!”